viernes, 13 de marzo de 2009

El beso

El beso representa muchas cosas. Nos criamos con afecto, rodeados de besos en las mejillas. Crecemos, y cuando menos lo esperamos, un día besamos con pasión a alguien que nos atrajo poderosamente. Se trata de una impronta que casi nadie olvida, el primer beso.

Pasa el tiempo, y en la pre-adolescencia, cuando se respira un ambiente de prohibición genital, recurrimos a los besos como exponente máximo de erotismo, excitándonos sin límites.

Seguimos añadiendo años, y el beso sigue siendo pura pasión. Pero, un día sin darnos cuenta, los besos los utilizamos menos, y tienen menos carga erótica. Los dejamos en un segundo plano, y damos paso a sensaciones que pensamos son de mayor intensidad, sin darnos cuenta que un beso dado con inocencia y pasión, puede ser, en si mismo, lo más excitante del mundo.